Muchos automóviles tuvieron problemas para arrancar después de estar parados durante semanas por el estado de alarma, pero ese no es el caso de los de las autoescuelas, que desde la semana pasada volvieron a circular por las calles de la ciudad con el reinicio de las clases prácticas con una buena respuesta de sus alumnos. «Está yendo bastante mejor de lo que esperábamos, los alumnos están muy concienciados de que tienen que venir con mascarillas, respetan el protocolo e incluso hay gente que no venía desde hace tiempo y ahora quieren retomar», explica Rocío Loira, dueña de la Autoescuela Loira, y que reconoce que tenían cierto «temor» a que hubiese menos demanda por cuestiones económicas y por reticencias a meterse en un espacio cerrado con otra persona. «La vuelta ha sido muy buena», apunta.
Sin embargo, se trata de un regreso especial por las medidas de higiene y con un protocolo claro. «El alumno llega, deja sus objetos personales en una caja en el maletero, se desinfecta las manos y sube con la mascarilla ya puesta», explica Rocío. Mientras, el instructor desinfecta el vehículo al inicio y final de cada clase, una tarea que se hace con ozono dos veces al día, cuando el coche va al garaje. «Hemos tenido que quitar clases porque con los tiempos de desinfección perdemos unas tres prácticas por profesor cada día», asegura la dueña de esta autoescuela.
Los efectos del estado de alarma también se notan en la carretera. «Que haya menos coches es mejor para las primeras clases, uno va más tranquilo, con menos nervios», explica Oritza Herrera, una alumna que asegura que la mascarilla «no supone un obstáculo» para aprender a conducir y quien había tenido su primera clase justo antes del confinamiento, por lo que el regreso fue como «empezar de cero».
Mientras, desde la autoescuela esperan que paulatinamente haya un aumento del tráfico para que los alumnos «tengan situaciones algo más complicadas» de cara a los exámenes, que vuelven esta semana.
Dentro del sector confían en que la actividad recupere niveles normales porque son algo «necesario» no solo para jóvenes que aprovechan el verano para sacarse el carné, sino que muchas personas «lo necesitan por trabajo y para oposiciones».